domingo, 6 de enero de 2013

Leéme a la piba

Quiero darle la bienvenida al mundo blogger a una queridísima amiga: Lourdes Lligró, que debuta en este medio con La Rueda de la Desfortuna.

Podés leerla acá:

http://www.laruedadeladesfortuna.blogspot.com.ar

Y feliz 2013!

miércoles, 21 de diciembre de 2011

A balancear se ha dicho

Estos días de consumismo diciembrero me han encontrado reflexiva. La mayoría de este año lo pasé desempleada, habiendo renunciado en forma voluntaria a mi trabajo en relación de dependencia. De ahí, vengo sobreviviendo por changas.

El vivir casi con nada me hace pensar en qué gastaba la plata antes. Admito igual que afortunadamente no me crucé todavía con ningún contratiempo de esos que requieren grandes sumas de dinero imprevistas. Desde que renuncié no me enfermé jamás, cosa que también me hace pensar que antes me enfermaba la rutina.

A la vez me di cuenta que el disgusto al trabajo, y/o el ejercicio de la queja por los pormenores cotidianos, sirven de alfombra que tapa un vacío mas profundo y siempre existente, producto de la conciencia excesiva sobre varios aspectos absurdos de la vida que vivimos.

La mayor parte del dinero que gastaba antes era en entretenimiento. Hoy por hoy muchas veces me aburro, pero por suerte me reencontré con infinitas formas de entretenimiento gratuito.

Si bien a veces siento ganas de consumir algo, como la entrada del recital de Pearl Jam (que me lo perdí) y puedo llegar a estar muy mal por no poder tenerlo, y admito una suerte de ansiedad latente, o preocupación, de no contar con ese depósito mensual que me aseguraba ... cómo decirlo ... me aseguraba la seguridad. Ese saber que contas con tu tajada, y que si no te lo dan tenés respaldos legales. Aunque en verdad no tengas nada, te reconforta la sensación.

Cuando estoy en esos momentos a veces llego a contemplar la posibilidad de abandonar esta búsqueda vocacional que empecé, y agarrar cualquier cosa que me devuelva la seguridad...

Ahí es cuando vuelvo a entender que hoy todavía estoy siendo un poco más libre de lo que era ayer, y el valor que tiene eso...

Eso si me deja en paz.

martes, 22 de noviembre de 2011

La dignidad no existe

La dignidad no existe, partiendo de su definición

Dignidad: Cualidad de digno.

Digno: Que tiene dignidad o se comporta con ella.



viernes, 7 de octubre de 2011

Cuidate, queréte, lee las etiquetas!

Estaba desayunando tranquila en casa, pensando pelotudeces como siempre.
El tema de hoy era la cantidad de mendicrim que como. Un pote me dura dos desayunos. Me encanta, no puedo evitar ponerle muchísimo.
Si bien es un gran gasto monetario, yo me consolaba pensando en la cantidad de calcio que debo estar consumiendo y cómo estoy previniendo la osteoporosis.
Entonces hoy, de la nada, agarro el pote, para leer cuánto calcio aporta y justificar mentalmente el desproporcionado gasto.
Para mi sorpresa, ¿con qué me encuentro? Del calcio no dice minga, y si dice que tiene grasas trans.
Grasas trans! las peores! las que te terminan dando colesterol!
la concha de tu madre! que farsa el mendicrim!
Moraleja: voy a desayunar galletitas con aderezos, porque ni la mayonesa ni el ketchup tienen grasas trans.

martes, 27 de septiembre de 2011

¿Viste que a veces ves una película y te imaginás haciendo la del protagonista y después pensás "no, yo nunca estaría en esa situación, eso pasa solo en las películas", y respirás aliviado?

Como por ejemplo no sé, matando un ejército de ninjas a espadazo limpio, o huyendo de un zombie hambriento que te pisa los talones, o cogiéndote a tu viejo biológico que no conocías, o flotando en el espacio y que justo se te rompa el casco, etcétera, etcétera.

Bueno, el otro día la vida me puso frente a una tarea que yo no quería hacer pero era algo que debía ser hecho: masturbar a un perro.

miércoles, 21 de septiembre de 2011

viernes, 2 de septiembre de 2011

La obra de al lado

Hace algo así como una semana y media empezó una obra al lado de mi casa.
Tiraron abajo una casa divina para construir un edificio.
Bah, todavía no la terminaron de tirar, la están tirando.
Empiezan tipo 7 am. Eso me lo banco.
Terminan tipo 7 pm. También lo tolero.
La mayor parte del tiempo hay una máquina que me imagino tipo rompe-cemento, que hace bastante ruido. Pongo música fuerte y queda mas o menos de fondo.
Después pareciera que se les cae todo. Los fierros, todas cosas que suenan mas agudas. Ese ruido es más espaciado. Me sobresalta, pero me lo banco.
Además, a veces rompen algo que me mueve los cimientos de mi casa. Jodido, reviso que no haya paredes ni techos rotos, y sigo haciendo lo mio.
Cuando estoy en el baño, escucho a los albañiles como si estuvieran en el baño conmigo. Medio perturbador, pero lo puedo soportar.
Y todos los días tengo que barrer y limpiar, porque se me llena toda la casa de arena, polvo, y otras mierdas de ese tipo. Y bueno, lo hago.
Pero hay algo que no me banco mas. Hay algo que me afecta realmente la psiquis.
Todos los días, y cuando digo todos son todos, a eso de las once, empiezan a prender el fuego para el asado.
Todos los días, a las once, empiezo a babear como perro en experimento de Pavlov.
No importa que yo sea cocinera y me pueda hacer las comidas mas ricas del universo, porque no almuerzo asado. No voy a hacerme un asado para mí sola.
Y lo único que quiero comer todos los mediodías desde que tengo a estos hijosdeputa al lado, es asado.
Fantaseo con un sánguche de vacío, pero reemplazando los panes por dos pedazos de entraña, acompañados por ensalada de chorizo y para tomar un buen vaso de juguito sangriento de carne asada.
De postre, los huesitos de la tira para chupar.