martes, 7 de junio de 2011

Terrible

Ayer estaba aburrida y prendí la tele.
La había dejado en canal 13, porque sólo veo el pronóstico a la mañana, asi que me dispuse a hacer un zapping para encontrarme gustosa que en el canal encuentro estaba el amigo Deleuze.

Era el abecedario.

Me tiré en el sillón con el mate.

Ya había visto fragmentos de esta entrevista, pero nunca había visto lo que vi ayer: las uñas de Deleuze, en primerísimos planos.

Tapándome la boca para contener el incontenible vómito, me acerqué a la tele para ver si estaba viendo bien, y comprobar que sí, estaba viendo bien.

Mi mundo empezó a derrumbarse, mientras me imaginaba la ejecución de cualquiera y todas las acciones cotidianas con esas uñas. El asco crecía.

Apagué la tele.

Tuve pesadillas.

Después de comentarlo con Esplin (que no postea, pero sigue firme junto al pueblo) y que me confirmara que sabía de esas uñas, obvio googleé.

Encontré montones de menciones, explicaciones y suposiciones.

Conclusión: Gilles, al mas allá te digo, lo que hayas logrado con esas uñas, estoy segura que podrías haberlo logrado igual de una forma mas higiénica (excepto que tu único objetivo fuese traumar personas con fobia a las uñas, entonces sí, diste en el clavo). Besito.


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