Llego, me siento, la silla me quedaba bajita.
Miro a mi lado, la mosquita mierda tiene la silla alta.
Quiero imaginar el momento de la semana pasada donde la mosquita mierda miró a su lado, vio la silla alta, la deseó, y decidió hurtársela para su estúpido traste mosquimierdo en colores pastel.
Hay que ser mosquita mierda eh.
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