martes, 9 de noviembre de 2010

Mirame a los ojos cuando te hablo!

¿Por qué hay días donde uno simplemente despierta marcado en una de las formas más ridículas y risibles que existe? Así, fácil, concreto, de la noche a la mañana, sin previo aviso.

Me refiero a la del gran grano colorado en la punta de la nariz. ¿Por qué?

Vale aclarar que yo soy de piel bien pálida, o sea, del blanco, mas clarito todavía... convirtiendo a ese satánico punto rojo en una marca mucho mas que evidente.

¿Es una señal de Dios para marcar de forma grosera y acusadora a aquellos pecadores, albergadores de pensamientos impuros y obscenos? Deberían pues andar todos con el puto grano en la nariz.

¿Una señal del Diablo, para marcar a sus posibles sucesores? Genial, pero poneme cuernos, una cola, un tridente, que nadie me va a tomar en serio con una nariz de payaso.

¿O se trata de un desafío para mis interlocutores, que deberán tratar de evitar llevar la vista al grano en cada interacción con mi persona?

Sea lo que sea, no da. No da en absoluto andar con esta estúpida nariz al doble de su tamaño por la hinchazón y con este tono rojibordáceo escandaloso.

No da.

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