Pasé los últimos meses quejándome de mi trabajo, y de trabajar. Bah, meses por este medio, años a lo largo de mi vida.
Capaz cuando me leían pensaban "de qué te quejas boluda, no lo hagás mas si no te cabe, nadie te obliga"
Bueno, estaba muy aferrada a mi trabajo actual por muchas mas razones que necesitar el dinero para vivir, razones que no vale la pena exponer.
Después de mucho razonamiento estático y de ir pateando uno por uno mis traumas, hace tres meses tomé la decisión de renunciar en marzo.
Me la mantuve bastante callada, porque viste que si boqueás mucho las cosas tienden a irse al carajo.
Ya pasaron esos tres meses interminables y agotadores. Me quedan dos semanas.
Sigo sin tener ninguna otra propuesta laboral, ni plan de supervivencia, ni especulación, ni nada de nada.
Dos semanas. Sólo dos semanitas. Cinco días, dos de descanso, y los últimos cinco.
Y estoy tranquilísima.
Demasiado tranquila.
Algo me debo estar trayendo entre manos.
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