martes, 15 de febrero de 2011

Ojalá existiera la cámara lenta

Siempre sentí que mi vida era una película.
Siempre me pasaron cosas curiosas, o en verdad no, pero siempre me las ingenié para encontrarle la vuelta y ponerle dos cucharadas de fantasía.
Siempre musicalicé todos los momentos vividos.
Todos mis recuerdos, te juro no exagero, tienen banda de sonido.
Olor también, tengo muy buena memoria olfativa. Todavía recuerdo el perfume de mi mamá de cuando yo era bebé (el único momento en que nos llevamos bien), y me reconforta.

Mucho tiempo fantaseé con esta renuncia laboral.
Y ahora que es un hecho, que me queda el resto de hoy, el miércoles, el jueves, el viernes, y el próximo será el último lunes, y el último martes, y el último miércoles, y el último jueves y finalmente el último viernes, se me está pasando demasiado rápido.
No estoy pudiendo saborearlo.

Necesito poner cámara lenta.

No a la jornada laboral, sino a realmente disfrutar los momentos donde hago por última vez cada cosa que tanto fastidio me causó, y me desprendo de ella.

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