miércoles, 8 de septiembre de 2010

Crónica cotidiana

Este asunto de trabajar tiene otros matices divertidos, como por ejemplo el hecho de despertarse y usar el transporte público en horarios en los que sin obligación de por medio creo que nadie en su sano juicio lo haría, como en mi caso 6.30 am, que en verdad es un 6.30 am que suena el reloj y bueno, de ahí se vuelve una lucha salvaje entre el pelotudo angelito de responsabilidad que te dice "levantate, tenés que llegar temprano y abrir" y el diablito, que es uno mismo, que dice "dormí hasta que se te acabe el sueño y que se vayan todos a chupar pijas!". Esa lucha se vuelve más salvaje todavía si la noche anterior te juntas con Esplín Laboral a comer picada y beber un rico Cabernet Franc [1]. La cosa que para las 7 masomenos ya ganó el gil de la responsabilidad y estás vistiéndote como podés para salir corriendo porque ya vas tarde, y al llegar a la parada encontrártela repleta (ni me quiero imaginar como sería viajar si no hubiese desocupación). Acto seguido te sumás a la fila donde vas a estar por lo menos 15 minutos (mientras los choferes terminan de tocarse 10 cuadras antes de tu parada), y bueno, durante ese lapso y a esa hora tenés que entablar combates sicológicos con las viejas que consideran que la fila se hace adelante, no hay vieja que no llegue a una parada y se coloque muy fresca adelante del primero (nota mental: adónde van tan temprano las viejas!?), situación que me hizo reflexionar acerca de la posibilidad de utilizar la orina como medio para marcar territorio, y reflexión que me hizo pensar en el beneficio de tener pito para poder sacarlo a gusto por la bragueta, o de la necesidad de renovar mi stock de faldas para poner en práctica el uso de la micción como medio para seguir apartándome de la sociedad, pero a la vez pensando que me haría más civilizada que a muchos otros, lo que a la vez me llevó a pensar si me daré cuenta sola el día que necesite ayuda profesional, lo que me hizo pensar si esa ayuda no me convertiría después en una vieja que sienta que la fila se hace de adelante para atrás.


Próximo capítulo: acerca de la impunidad de la tercera edad.


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