martes, 7 de septiembre de 2010

Los sueños sueños son, pero aquí, se hacen realidad

(Esta es una historia basada en mi ficticia vida real y su posible correspondencia con hechos reales es pura coincidencia)

Estoy emocionada ante la posibilidad de la concreción de uno de los anhelos de mi vida, a causa, como siempre debe ser, de una situación completamente aleatoria. Resulta ser que en mi lugar de trabajo había mala señal para los celulares, razón por la cual uno de los proveedores de servicios de telefonía celular que usufructuan en esta región ha colocado una antena de refuerzo en estas oficinas. La cuestión ha dado que en diagonal a mi cabeza, a una distancia de entre 1.5 mt o 2 mt, tengo una seudo poronga blanca que me llena todas las rayitas de indicadores de señal de mi celular, y de todos los que pasen por aquí. Desde que está instalada es diario el dolor de cabeza, lo que me hace ilusionar ante la posibidad de, como decía, hacer uno de mis sueños realidad: adquirir superpoderes a causa de la exposición a algún tipo de material artificial y nocivo en abundantes cantidades, como en este caso, señales celulísticas. Espero así en cualquier momento convertirme en SuperYo, y poder poner fin a las injusticias (mejor dicho, a las situaciones cotidianas que mi neurótica mente tilda de injusticias). Claro que esto depende que el efecto de las ondas celulísticas no sea otro, como aumentar mi celulitis, cosa que no da ni allí teniendo en cuenta la cercanía del verano.
O de que la mosquita no me robe las señales, porque ella tiene la antena más cerca. Puta.

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