martes, 18 de enero de 2011

Martes

Recién, agobiada por el zumbido insportable de la mosquita mierda y la insuficiencia mental de Silvio, me empece a distraer con una picazón en mi hombro derecho.
Me di cuenta que se pelaba del día que me quemé ridículamente porque me dio el sol caminando.
Fascinada con el desprendimiento de piel, giré los ojos tratando de ver hasta donde se salía, y casi me los doy vuelta.
Los desplacé tanto que creo que me los saqué de órbita.
Me los tuve que acomodar con los dedos, ahora me veo enorme la nariz.
Enorme.

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